Ejercicios de redacción de textos: guía definitiva para escribir mejor

por May 30, 2025Marketing de contenidos2 Comentarios

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Todo el mundo escribe. La frase no es mía, pero no deja de ser una verdad como una catedral. Solo hace falta tiempo y algo de paciencia para que puedas aprender a redactar. Claro que, con ejercicios de redacción de textos, la cosa es mucho más fácil. En este artículo voy a proponerte varios ejercicios para redactar textos que te acercarán un poco a tu objetivo final: comunicar lo que quieras con estilo y eficacia. ¿Listo?

Test rápido: ¿sabes redactar bien? (5 preguntas)

¿Alguna vez has enviado un texto y luego te das cuenta de que tenía errores? ¿O has leído algo que escribiste hace tiempo y piensas: "¿En serio escribí esto?" 🤢 La redacción es como un músculo: si no la ejercitas, se debilita. Pero antes de mejorar, necesitas saber en qué fallas. Este test de 5 preguntas te ayudará a identificar tus puntos débiles al escribir. Al final, te explicaré si estás en un nivel básico, intermedio o avanzado y qué debes practicar.

Ojo, las instrucciones

Responde SÍ o NO a cada pregunta con honestidad. No vas a ganar nada si aciertas, así que tú verás si te merece la pena mentirte.

Pregunta 1: ¿tus párrafos suelen tener más de 5 líneas?

  • Mal: tus textos tienen falta de concisión.
  • NO → Buen manejo de la estructura. Te explico por qué.
¿Por qué? Los párrafos largos cansan al lector. Lo ideal es que cada uno contenga una sola idea principal y no supere las 3-4 líneas (en digital). Si tiendes a escribir bloques de texto, practica dividirlos. Pero ojo, tienes que ser coherente con esta práctica. No se trata de cortar sin sentido. Recuerda: un párrafo, una idea.

Pregunta 2: ¿usas conectores como "sin embargo", "por tanto" o "además"?

  • Bien: dominas la cohesión textual.
  • NO → Tus textos pueden sonar "desconectados".
¿Por qué? Los conectores de párrafos son como puentes entre ideas. Sin ellos, los textos parecen una lista de frases sueltas. Ejemplo:
Ejemplo: «Hace calor. No voy al parque.» → «Hace calor, por eso, no voy al parque.»

Pregunta 3: ¿repites las mismas palabras en un mismo texto?

  • Mal: te falta riqueza léxica.
  • NO → Buen uso de los sinónimos y las variaciones.
¿Por qué? Repetir palabras como "hacer", "cosa" o "muy" empobrece tu escritura. Es un error muy común. A veces queremos parecer directos y coloquiales y parecemos... torpes. En vez de:
Ejemplo: "El niño hizo un dibujo muy bonito." → "El niño creó un dibujo increíblemente detallado."

Pregunta 4: ¿revisas tus textos antes de enviarlos/publicarlos?

  • → Evitas errores de ortografía y coherencia.
  • NO → Riesgo de dejar fallos evidentes.
¿Por qué? El 60% de los errores se detectan con una relectura en voz alta. Si no revisas, es probable que pasen cosas como:
Ejemplo: "Hay que tener cuidado con los gastos hormigas""gastos hormiga".

Pregunta 5: ¿adaptas tu vocabulario al público que te lee?

  • → Eres consciente del registro lingüístico.
  • NO → Puedes sonar demasiado técnico o informal.
¿Por qué? No es lo mismo escribir para niños ("El sol brillaba feliz") que para científicos ("La radiación solar presentaba un pico de intensidad").

Resultados del Test

0–2 respuestas SÍ → Nivel Básico

Qué practicar:
  • Estructura de párrafos cortos.
  • Uso básico de conectores (y, pero, porque).
  • Revisión ortográfica con herramientas como Word o Grammarly.

3–4 respuestas SÍ → Nivel Intermedio

Qué mejorar:
  • Sinónimos para evitar repeticiones.
  • Adaptar el tono al lector (ej: formal vs. coloquial).
  • Introducir figuras retóricas (comparaciones, metáforas).

5 respuestas SÍ → Nivel Avanzado

Perfecciona:
  • Persuasión en textos argumentativos.
  • Estilo personal (originalidad, ritmo narrativo).
  • Técnicas de storytelling.

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Tipos de textos: narrativo, descriptivo y argumentativo

Si quieres aprender a redactar bien, antes necesitas entender qué estás escribiendo. No es lo mismo contar una historia que defender una idea o pintar con palabras una escena. Cada tipo de texto tiene sus propias reglas, trucos y objetivos. Vamos a ver los tres más comunes y cómo dominarlos puede marcar la diferencia en tu escritura.

Texto narrativo: contar para conectar

El texto narrativo es el que más se parece a una película o una novela. Tiene personajes, un conflicto y una secuencia de hechos. Lo usamos más de lo que pensamos: en correos, en redes sociales, incluso en presentaciones. ¿Cuándo lo usas?
  • Para contar una experiencia personal.
  • En storytelling de marca.
  • En casos de éxito o testimonios.
Truco profesional: empieza in media res —es decir, en mitad de la acción— para enganchar desde la primera frase. En lugar de “Un día decidí abrir mi negocio…”, prueba con: “A los 32 años, me encontré con un negocio que no sabía manejar y 10.000 € de deuda.”

Texto descriptivo: el arte de hacer que el lector vea

Este tipo de texto tiene un objetivo claro: pintar una imagen con palabras. Puede parecer más “literario”, pero lo usamos constantemente en fichas de producto, presentaciones de servicios o publicaciones en redes. ¿Cuándo lo usas?
  • Para describir una escena, objeto, persona o sensación.
  • En copywriting sensorial (moda, gastronomía, turismo).
  • En publicaciones de Instagram que buscan evocar.
Claves del éxito:
  • Usa los cinco sentidos.
  • Evita adjetivos vagos (“bonito”, “increíble”) y opta por detalles concretos.
  • Juega con metáforas: no digas “era muy rápido”, di “se movía como un rayo”.

Texto argumentativo: convencer con palabras

El texto argumentativo tiene como meta defender una opinión. No basta con decir lo que piensas, tienes que demostrar por qué tienes razón. Es muy útil en blogs, artículos de opinión, correos persuasivos y hasta hilos de redes sociales. ¿Cuándo lo usas?
  • Al proponer ideas en un proyecto.
  • En artículos donde comparas productos o estrategias.
  • En debates, comentarios y publicaciones donde expones una postura.
Lo esencial:
  • Expón tu tesis con claridad.
  • Usa datos, ejemplos y comparaciones.
  • Anticipa objeciones y respóndelas.
Cada tipo de texto tiene su magia. Dominar estas tres formas básicas es como tener un buen fondo de armario: con ellas puedes vestirte para cualquier ocasión comunicativa. Y si te estás preguntando cómo practicarlas… tranquilo, que en el siguiente apartado te doy técnicas específicas para que cada tipo brille con luz propia.

Técnicas específicas para escribir mejor: coherencia, cohesión y estructura

Una buena redacción no es solo cuestión de inspiración. También es técnica. Igual que un buen guitarrista no improvisa sin antes conocer las escalas, un buen redactor domina ciertas herramientas que dan forma y sentido a lo que escribe. Aquí tienes las más importantes.

Coherencia: que tenga lógica lo que dices

La coherencia textual es lo que hace que un texto tenga sentido global. Es como el GPS de tus ideas: si no lo sigues, el lector se pierde. Cómo mejorarla:
  • Antes de escribir, haz un esquema con la idea principal y las secundarias.
  • Evita contradicciones o cambios de tono que desconcierten.
  • Cuida la progresión lógica de los párrafos: cada uno debe construir sobre el anterior.
Un texto coherente no es solo correcto: es fácil de seguir y agradable de leer.

 Cohesión: cómo se conectan tus frases

Mientras que la coherencia mira el contenido global, la cohesión se ocupa de los lazos internos del texto. Es el pegamento que une frases y párrafos. Herramientas clave:
  • Conectores lógicos como además, por tanto, sin embargo.
  • Pronombres y elipsis para no repetir palabras (“María llegó. Ella saludó”).
  • Repeticiones controladas para reforzar una idea (sí, repetir también puede ser bueno).
Puedes revisar esta guía de conectores para aplicarlos con eficacia.

 Adaptar la técnica al tipo de texto

Cada tipo de texto (narrativo, descriptivo, argumentativo) requiere un enfoque distinto:
  • En el narrativo, presta atención a la estructura: planteamiento, nudo y desenlace.
  • En el descriptivo, juega con los sentidos, los detalles y la perspectiva.
  • En el argumentativo, asegúrate de tener una tesis clara y pruebas que la respalden.
¿Un truco? Lee siempre en voz alta. Te ayudará a detectar todo: frases largas, incoherentes o con falta de claridad.

Ejercicios de redacción según tu nivel: básico, intermedio y avanzado

Ya sabes qué tipo de textos existen y qué técnicas necesitas dominar. Ahora toca practicar. La mejor forma de mejorar como redactor es escribir… pero con intención. Aquí tienes una selección de ejercicios adaptados a tres niveles de habilidad para que trabajes justo donde más lo necesitas.

Nivel básico: construir las bases

Si estás empezando, tu prioridad es evitar los errores más comunes y lograr textos claros. Estos ejercicios te ayudarán a ganar seguridad y orden. Ejercicios recomendados:
  • Acorta un párrafo largo: elige un texto con párrafos de más de 5 líneas y divídelos sin perder coherencia.
  • Cambia conectores: reescribe frases simples usando conectores distintos para expresar contraste, causa o consecuencia.
  • Revisión en voz alta: escribe un texto de 100 palabras y léelo en voz alta. Marca donde te trabas: probablemente ahí hay un fallo.

Nivel intermedio: gana soltura y estilo

Aquí el reto no es solo escribir correctamente, sino hacerlo con fluidez. Toca trabajar la variedad léxica y la adaptación al lector. Ejercicios recomendados:
  • Elimina repeticiones: escribe un texto de 150 palabras y luego sustituye las palabras repetidas por sinónimos o reformulaciones.
  • Cambia el registro: toma un texto informal (como un WhatsApp) y conviértelo en uno formal (como un email profesional), o al revés.
  • Reescribe una escena: describe un lugar cotidiano (una cafetería, un parque) usando todos los sentidos y evitando clichés.

Nivel avanzado: afinar tu voz y persuadir

Si ya tienes experiencia escribiendo, es hora de trabajar el estilo personal, la originalidad y la persuasión. Ejercicios recomendados:
  • Argumenta con fuerza: escribe un texto donde defiendas una idea impopular, pero usando datos, ejemplos y lógica para convencer.
  • Storytelling creativo: cuenta una historia real con estructura narrativa (inicio-conflicto-desenlace) en menos de 300 palabras.
  • Revisión estructural: analiza un artículo tuyo antiguo y corrige estructura, ritmo y tono para hacerlo más eficaz.
La clave es escribir con foco. No se trata de llenar páginas, sino de entrenar la mirada crítica. Y recuerda: si sabes en qué nivel estás, puedes avanzar con pasos más seguros.

Errores comunes al redactar (y cómo corregirlos sin dramas)

Sí, escribir bien no es fácil. Pero no estás solo: todos, incluso los que nos dedicamos a esto, metemos la pata de vez en cuando. Lo importante no es hacerlo perfecto a la primera, sino saber detectar los errores típicos y corregirlos sin agobios. Vamos a ver cinco de los más comunes... y qué puedes hacer para solucionarlos en un plis.

1. Párrafos eternos que lo ahogan todo

Los párrafos largos son como ese amigo que no sabe cuándo terminar una historia. El lector se pierde, se cansa... o directamente se va. ¿La solución?
  • Una idea, un párrafo. Así de simple.
  • Intenta que no pasen de 3–4 líneas (especialmente si escribes en digital).
  • Si dudas, corta. Siempre es mejor dejar al lector con ganas que con fatiga.

2. Palabras repetidas hasta el infinito

“Hacer”, “tener”, “muy”, “bueno”, “cosa”... Si ves que aparecen en cada frase, tenemos un problema. Repetir es cómodo, sí, pero también empobrece el texto. ¿Qué puedes hacer?
  • Usa sinónimos, cambia la estructura o busca expresiones distintas.
  • Lee en voz alta: si te suena monótono, probablemente lo es.
  • Herramientas como LanguageTool o el propio Word pueden darte un empujón.

3. Sin conectores, el texto se rompe

A veces los textos parecen una lista de frases sueltas. Falta ese “pegamento” que une las ideas y da ritmo a lo que dices. ¿Qué hacer?
  • Introduce conectores: además, por tanto, sin embargo, y muchos más.
  • Piensa en tu texto como una conversación: ¿cómo enlazarías cada frase si hablaras en voz alta?
  • Aquí tienes una guía de conectores útil si necesitas inspiración.

4. El tono no encaja

¿Hablas igual con tu jefe que con tu mejor amigo? Pues eso. Un error muy común es no adaptar el tono al lector. Claves para afinar:
  • Piensa quién te va a leer. ¿Es alguien profesional? ¿Alguien joven? ¿Una empresa?
  • Ajusta el registro: ni demasiado seco ni excesivamente informal, a menos que lo hagas a propósito.
  • Un truco: imagina que le hablas a esa persona en persona.

5. Publicar sin revisar (y luego arrepentirse)

El clásico. Escribes, publicas, y justo después ves ese “pubicar” en negrita. A todos nos ha pasado. Evítalo así:
  • Revisa siempre antes de publicar. Al menos una vez, y si puede ser, en voz alta.
  • Usa herramientas de corrección. No son perfectas, pero ayudan mucho.
  • Si puedes, deja reposar el texto un rato y míralo con ojos nuevos.
Nadie nace sabiendo redactar. Pero con práctica, atención a estos detalles y un poquito de paciencia, puedes mejorar muchísimo. Y lo mejor: cuanto más escribes, más fácil se vuelve.

Descarga la guía completa con soluciones y ejercicios

Hasta aquí, hemos hablado mucho de teoría y te he dado algunos ejercicios para poner en práctica. Pero si de verdad quieres mejorar tu redacción, necesitas algo más: una hoja de ruta clara, con correcciones y ejemplos concretos. Por eso he preparado un PDF descargable con:
  • Ejercicios prácticos por nivel (básico, intermedio, avanzado).
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2 Comentarios

  1. Raúl Hernández Garcia

    Me parece una magnífica guía para iniciar el oficio de escribir, o quizá solucionar algunas fallas durante la redacción y por supuesto una magnífica herramienta para alcanzar la meta para que nuestros escritos lleguen a los diversos grupos de población. Indiscutiblemente la práctica hace al maestro. Seamos maestros practicando cotidianamente.

    Responder
    • Carmen Díaz Soloaga

      Hola Raúl, eres muy amable, te agradezco mucho tu comentario. Espero verte de nuevo por este blog.

      Un saludo,

      Responder

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