Llevo semanas haciendo algo que no suelo hacer: parar.
Parar para revisar, cuestionar y replantear cómo se presenta mi marca al mundo. Y si has pasado últimamente por la web o por mis redes sociales, probablemente lo has notado: algo ha cambiado. Imágenes diferentes, cambios de colores, pruebas y algo de incoherencia. ¡Lo siento!
Spoiler: no es un cambio cualquiera. Es el principio de una nueva etapa.
¿Por qué un rediseño?
Porque después de más de 15 años como Social Media Pymes, tengo la sensación de que el exterior no estaba reflejando lo que realmente somos ni lo que hacemos hoy.
Porque ahora que las marcas hablan con emojis, IA y formatos fugaces, necesitaba una identidad más flexible, visualmente potente y coherente.
Pero también (y sobre todo), porque me apetecía volver a disfrutar de mi marca. Que me represente. Que me dé juego. Que me divierta.
El lado más personal del rediseño de Social Media Pymes
Podría decir que el nuevo estilo visual de Social Media Pymes es el resultado de un análisis de tendencias, un ejercicio de posicionamiento o una necesidad de actualización de marca. Y no mentiría. Pero la verdad más honesta es que esta nueva estética nace también de algo mucho más personal: mi fascinación por los sueños.
Desde siempre, el mundo onírico me ha parecido un espacio creativo, imprevisible y, sobre todo, libre. Soñar es abrir la puerta a lo surrealista, lo colorido y lo inesperado. Y eso es justo lo que busco transmitir con esta nueva etapa visual: un universo que combina el caos amable de los años 50/60, el estilo retrofuturista y la espontaneidad de lo que no está del todo “bajo control”.
Hasta ahora, Social Media Pymes tenía una línea visual correcta, coherente, profesional… pero sin alma. Sin mi alma. Y como alguien que lleva más de 15 años creando contenido para otros, me parecía injusto que mi marca no contara mi historia. Este rediseño no es solo una cuestión estética, es una forma de reconciliar lo que soy con lo que hago.
Sí, es una decisión visual. Pero también es una decisión emocional, identitaria y —por qué no— estratégica. Porque si el contenido refleja lo que te mueve por dentro, también conecta mejor por fuera.
Una nueva línea visual (sin dejar de ser yo)
Si algo define este rediseño es su estilo visual:
Imágenes surrealistas, colores vibrantes y un punto retrofuturista que conecta con cómo veo el contenido hoy en día:
creativo, estratégico y sorprendente.
He unificado colores, tipografías, formularios, portadas de blog, redes sociales, propuestas comerciales, ebooks… Un trabajazo que todavía no he terminado (¡me faltan más de 40 imágenes por adaptar!), pero que ya empieza a respirar coherencia.
¿Y qué pasa con The AI Content Factory?
Si me sigues en LinkedIn, sabes que tengo una segunda marca: The AI Content Factory, una agencia internacional de contenidos generados por IA y revisados por humanos.
La audiencia es distinta, el enfoque también.
Y sí, lo confieso: llevo meses atrapada entre dos marcas.
¿Qué logo uso?
¿Desde qué marca publico en LinkedIn?
¿Y si mis clientes de SMP no entienden qué es TCF?
¿Y si los de TCF piensan que SMP suena muy local?
Bienvenido a mi empanada mental.
La decisión: una marca no borra a la otra
Después de darle muchas vueltas, he pensado que no tengo por qué elegir.
No hay que matar una marca para que crezca la otra.
Social Media Pymes sigue siendo el corazón del negocio. Es la marca que me ha traído hasta aquí y la que sigue generando oportunidades.
The Content Factory es el brazo internacional, el que me permite abrir nuevas puertas, explorar lo que viene y conectar con una audiencia diferente.
¿La clave? Comunicarlo con transparencia y criterio. Por eso, te lo cuento en este artículo.
Si tú también tienes una empanada mental con tu identidad visual, cuéntame. Si me quieres dar tu opinión sobre la nueva línea visual, adelante. ¡Te espero en los comentarios!
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