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Por casualidad, como muchas de las cosas buenas que suceden a diario, llegó a mis manos el libro “How to get ideas” de Jack Foster, publicista estadounidense, que ha trabajado durante más de 35 años en las mejores agencias de publicidad del mundo como copy primero y como director creativo después.

Para los que quieran disfrutar de esta lectura tan recomendable, aquí el enlace, y para los que no tengan ganas de comprarlo y quieran aprender a generar ideas como churros, un resumen en dos partes.

[Antes de empezar, una advertencia. He leído el libro en inglés, y lógicamente, lo que aquí os cuento no es una traducción exacta. Para detalles más exhaustivos, os remito al original.]

¿Qué es una idea?

Para comenzar se impone una definición del término. Foster nos propone varias, de autores reputados y de compañeros de profesión. Pero nos quedamos con ésta:

“Una idea es una nueva forma de combinar viejos elementos de una forma única e inesperada.”

Asusta. Pero (como nos recuerda el autor) cada día miles de personas tienen ideas que cambian la vida de mucha gente. Cada día hay gente que inventa nuevas formas de arreglar coches y puertas, gente que crea nuevas formas de aumentar las ventas, de ahorrar dinero, de cuidar de sus hijos, de hacer las cosas más rápido, más fácil, más barato.

Una vez establecida la definición de idea, Foster nos guía a través de los 9 mandamientos necesarios para convertirnos en generadores de ideas.

1/ Diviértete

“La gente seria tiene pocas ideas. La gente con ideas nunca es seria” Paul Valery

Un entorno que favorece el buen humor y el ingenio es más creativo. Google no es la primera empresa que fomenta la creatividad de sus empleados (con toboganes y tirolinas entre los edificios de su campus), pero sí un ejemplo muy bueno de cómo aplicar estos principios de diversión para favorecer la creatividad.

Por eso, Foster nos invita a divertirnos como parte del proceso creativo, a disfrutar del viaje, a pasarlo bien, puesto, según su experta opinión, la diversión es una poderosa razón para la acción.

2/ Conviértete en generador de ideas

“Todos somos genios al menos una vez al año; un verdadero genio simplemente tiene ideas con mayor frecuencia” G. C. Lichtenberg

Parece que hay personas predispuestas a acaparar cosas buenas y cosas malas. De sobra conocido la figura patoso del colegio o al que parecía que todo le salía bien. Según Foster, esta natural “predisposición”, no es más que el resultado de la imagen mental que tenemos de cada uno de nosotros. Si cambiamos esa imagen, la balanza se inclinará a nuestro favor.

Para cambiar esa imagen en favor de aquella en la que somos generadores de ideas, dos recetas:

• Asume que la respuesta no es única. Para un mismo problema nunca hay una sola solución, hay cientos. Por lo tanto, convéncete de que esas ideas existen, o más bien, pre-existen.

• Asume que las respuestas llegarán. Una vez que en tu mente has creado una imagen de las pre-existentes ideas, visualiza la imagen de ti mismo hallándolas. En cristiano, ten fe.

3/ Céntrate en los objetivos

“La mente es una máquina maravillosa. Empieza a trabajar nada más levantarte y no para hasta que llegas al trabajo” Robert Frost

No hay triunfo sin renuncia. Tiempo, dinero, familia, hay quien sacrifica todo por alcanzar sus objetivos. Para ellos, el triunfo es un objetivo por el que merece la pena casi cualquier cosa. Piensa en todas las personas que triunfan en distintas facetas de su vida. Unos movidos por encomiables motivaciones, otros por el vil metal, pero todos con un objetivo tan profundo que no les permite abandonar del camino al éxito.

Para ello es bueno visualizar los objetivos. Dibuja en tu mente tus metas, a corto, medio y largo plazo. Ensáyalos, visualízalos, corrígelos, pero piensa siempre en encontrar esa poderosa razón que te impulse a continuar hacia la meta.

4/ Descubre el niño que llevas dentro

“El mayor invento de la humanidad es la mente de un niño” Thomas  Edison

No sé si tienes niños o la oportunidad de observarlos de cerca. Si es así te habrás percatado que no asumen limitaciones de tiempo o espacio. No son conscientes de la existencia de las reglas que paralizan a los adultos. Son científicos en potencia, cada día se plantean las grandes incógnitas de la existencia humana. ¿Porqué la luna es redonda? ¿Porqué el cielo es azul? ¿Qué es un sueño? ¿Porqué tenemos orejas?

Este es el espíritu que debemos llevar a nuestro negocio. ¿Porque mi cadena de producción es así? ¿Porqué tienes el horario que tienes? ¿Porqué tus empleados trabajan donde lo hacen? ¿Porqué tus productos tienen el aspecto que tienen? ¿Porqué tu negocio está situado donde está? Replanteándote las cuestiones más elementales de tu existencia como empresario o responsable de tu empresa podrás encontrar las respuestas más creativas a problemas que de otra forma se abordan desde la mentalidad rígida de un adulto.

5/ Genera más inputs

“El conocimiento es poder, si es sobre la persona adecuada” Ethel Watts Mumford

Observemos ahora los grandes inventores. Variedad de estilos, de edades, de circunstancias. Pero todos, absolutamente todos, tenían una característica común: la curiosidad.

Y esta curiosidad sirve a muchos intereses, no sólo a un determinado ámbito científico. La acumulación de inputs de conocimiento hace que esa nueva combinación de viejos elementos de forma única e inesperada surja sola, se convierta en un hábito. Las mejores ideas han surgido de aplicaciones de principios enunciados en otras disciplinas. Inventores como Leonardo da Vinci o pensadores como Glaton no se quedaron encerrados en su propio trabajo, fueron capaces de mirar a su alrededor para recoger lo mejor de otras disciplinas.

Para alimentar la curiosidad (si es que no es algo innato en ti) puedes seguir varios caminos:

Leer

Todos los días, mucho. Y no sólo sobre temas relacionados con tu sector o tus intereses. Todo cuenta, desde la crónica de sucesos del periódico local a novelas consagradas.

¿Has probado alguna vez a escoger un libro al azar en una librería o una biblioteca? Empecé a hacer ese ejercicio hace años para probarme a mí misma que era capaz de terminar un libro aunque no me interesara y he adquirido el hábito de interesarme por cosas aparentemente fuera de mis gustos.

Salir de la rutina

Desde el punto de vista antropológico, las costumbres son algo necesario para la supervivencia del hombre. Le hacen sentirse seguro, cómodo con su entorno. Pero al mismo tiempo, esa seguridad es la tumba de la creatividad.

Salir de tu rutina, de tu zona de confort, te puede ayudar a ver o sentir cosas que ni siquiera sabías que existían. Puedes aplicarlo a multitud de aspectos de tu día a día, desde cambiar la ruta que tomas para llegar al trabajo hasta escuchar otro tipo de música. Y también: estudiar latín, pedir un plato en un restaurante sin saber exactamente qué es, leer la etiqueta de una pizza congelada, una revista especializada o un libro para niños. Probar cosas nuevas no significa necesariamente que tengan que ser emocionantes o excitantes, se trata más bien de abrir la mente a inputs procedentes de otras áreas de interés.

Aprende a mirar

Mirar no es lo mismo que ver. Ver no requiere un esfuerzo, mirar sí. Es un buen ejercicio jugar al “Veo, Veo…” aunque ya no tengas 10 años. Te obliga a buscar a tu alrededor como si no hubieras procesado toda la información que te rodea. Pruébalo.

Volviendo al autor, Foster recomienda el siguiente ejercicio. Compra un cuaderno y escribe algo de lo que hayas visto durante tu jornada. Cada día. Cuando lo termines, compra y otro y vuelve a empezar. Y después otro y otro. Así durante el resto de tu vida.

6/ Fortalece tu coraje

“No tengo miedo a morir, simplemente, no quiero estar allí cuando suceda” Woody Allen.

Ya hemos hablado de la curiosidad como característica inherente de las personas creativas. Otra virtud que acompaña a aquellos que llevan a cabo las ideas más ingeniosas es el coraje. ¿Y cómo aprender a tener agallas? Antes de nada consideremos algunas verdades inmutables:

Todo el mundo tiene miedo. Todo el mundo

Habrás experimentado el miedo a que tus ideas no fueran lo suficientemente buenas. Es normal, todo el mundo tiene miedo. Especialmente aquellos que viven del fruto de su intelecto y están rodeados de la presión aparejada al mundo de los negocios.

Pero ser valiente no significa que no debas dejar de tener miedo. Ser valiente significa asumir ese miedo y ser capaz de seguir luchando contra la oposición que generan las ideas nuevas, porque las ideas nuevas llevan añadidos cambios, y cuanto mejores sean, más radicales serán los cambios.

No hay ideas malas

Madame Curie tuvo una mala idea y la convirtió en el radio. Richard Drew tuvo una mala idea e inventó el celo. Y lo mismo les sucedió a Galvani con la corriente alterna o Pasteur con la penicilina o a Cristobal Colón con América. No hay ideas malas. Sólo hay oportunidades para sacar algo bueno de aquello que no ha funcionado.

Siempre habrá ideas mejores

Seguro que habrás comprobado en tus propias carnes que casi nada funciona a la primera. Hay que repetir y repetir, insistir e insistir. Y si sigue sin salir, al menos aprovecha la oportunidad de saber que esos no eran los caminos correctos para llegar a la idea definitiva. A Edison le funcionó. A Kepler le funcionó. A Bradbury le funcionó. ¿Porqué no a ti? No pienses que una idea en la meta de la carrera, piensa en ella como la salida.

A nadie se le critica por tener muchas ideas

Déjame que te cuente una historia:

En el 98 cursé un master en el Instituto Italiano de Diseño. Nuestro profesor de Identidad Visual nos propuso el rediseño de uno de los logos más admirados de todos los tiempos. Rápidamente servidora se puso manos a la obra. Uno, dos, diez, veinte. Al día siguiente arropada por mis ideas, (unas mejores, otras peores) llegué a clase con la satisfacción de la alumna con los deberes hechos.

Para mi gran sorpresa mi anciano profesor se enfadó conmigo. “Demasiadas ideas”, me dijo. Me retiré como animal herido, no lograba comprender porqué criticaba el exceso y no el defecto. Mi desconcierto no duró mucho. En la siguiente clase, y en presencia del resto de los alumnos, me pidió perdón. “Soy demasiado viejo y me dan miedo las ideas”. Pues eso, a nadie se le critica por tener muchas ideas.

Y hasta aquí la primera parte de “How to get ideas”. Te dejo un par de días para que hagas los deberes y te pongas las pilas para darle un revolcón a tu cerebro.

Mientras, puedes contactar conmigo para que te ayude a poner estos y otros secretos en práctica en la gestión de tu marca en redes sociales. Nos vemos en Twitter @cdiazsoloaga